Tras una semana con un ambiente raro por el último resultado obtenido, dos malos entrenamientos en lo que no fuimos en ninguno de los dos suficiente gente, además de que el miércoles llovió. Nos dispusimos a jugar el encuentro contra Picassent para poder sumar tres últimos puntos que nos dejarían colocados dignamente en la clasificación.
De las mejores noticias que se pudieron obtener el viernes fue la reincorporación al equipo de Xuliá que volvía al grupo después de un tiempo en retirada espiritual.
Era un partido complicado, similar al encuentro frente a Ollería, Picassent es un equipo que juega de tres, con un pivot de espaldas a portería y con mucho peligro del que llega desde atrás, rápido y letal cuando encara.
Lo único que debíamos hacer era buscar en nuestros archivos el documento de Ollería y extraerlo para realizar el mismo papel, defensa sólida y máxima concentración. Evidentemente el partido no era el mismo pero había que exigirse al máximo.
Al comienzo del partido las acometidas del rival fueron constantes, se sucedian las ocasiones una y otra vez, y no había reacción alguna por parte de los componentes del equipo. Nos limitábamos a detener el avance del rival pero sin criterio alguno y muchas veces sin efecto.
De esta manera no iba a tardar en llegar un gol de Picassent y, evidentemente no llegó uno, sino dos. En el pequeño margen de 5 minutos de tiempo el conjunto visitante se colocó con dicha ventaja y ni siquiera nos dio tiempo a reaccionar.
Pero ese golpe nos hizo abrir los ojos y poco después, Ferran desde el corner colocaba un balón en el área complicadísimo que Zapata de manera acrobática voleaba y lo situaba en el fondo de las mallas.
El gol, hacía que Picassent bajase a la tierra de nuevo y reconociese que no tenía nada ganado, de hecho desde ese momento el equipo local dirigido por Alex, conseguía mantener el resultado haciendo un buen papel en defensa y llegar al descanso con vida.
La segunda mitad comenzaba con máxima concentración y tras varios avisos, pero sin olvidar el continuo asedio del rival a nuestra portería, conseguíamos empatar el partido por medio de Zapata.
El partido en ese momento se convirtió en un correcalles y las ocasiones iban de una meta a otra. La verdad sea dicha, ellos creaban mucho más peligro que nosotros pero a la par, peligro. Peligro que no tardaron en materializar marcando en un despiste defensivo el 2-3 y de nuevo situarse delante de nosotros y con la moral por las nubes y acrecentando sus ganas de llevarse los tres puntos a la localidad de Picassent.
Con la misma partitura que antes del gol, el Picassent llevaba el verdadero peligro, pero sin embargo a falta de pocos minutos para finalizar el encuentro Alfredo en una contra, de chut cruzado batía al portero y ponía en tablas el encuentro, un punto que podía saber a gloria después de lo visto durante el encuentro. Pero el fútbol y como no el fútbol-sala es injusto en muchas ocasiones y lo que en la jornada anterior nos arrebataron en ocho minutos, ahora no nos lo iba a regalar nadie.
La falta de concentración, esa concentración que en ocasiones nos sitúan entre los mejores equipos de la competición y por contra en otras ocasiones nos hace sufrir en exceso, fue el causante de un nuevo gol de Picassent, que marcaba a pocos minutos del final y nos dejaba sin opciones, ya no de ganar, tampoco nos dio opciones al empate.
De nuevo esa lástima latente en una gran mayoria de partidos del campeonato.
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