Jarro de agua fría para volver a tierra firme

No fuimos capaces, son las tres palabras que definen el partido del pasado viernes contra un rival directo.

El equipo, que debutó de amarillo, no fue capaz de asimilar un partido, y mucho menos digerirlo y pasarlo y repasarlo por los filtros de la inteligencia.

Se empezó dormido y tal fue la bofetada que a los 5 minutos ya perdíamos 1-0. Intentamos despertarnos, pero fue una primera parte para olvidar. El equipo que inició el partido, fueron Dani, Raúl, Ferran, Pichín y Zapata. No fue suficiente, el grupo quiso trabajar solo y sin un plan claro. De nada sirvieron los gritos desde la banda para aclarar la mente de los jugadores. Sólo la salida al campo de Javi y Sergio dotaron de oxígeno e ingenio a un equipo dormido atrás y carente arriba. Tal fue el revulsivo que después de varios intentos en los que no supimos definir, Sergio conseguía tras una buena pared poner el 1-1 en el marcador y empezar a despertarnos del letargo. Pero no fuimos capaces de inyectarle cabeza al juego y acto seguido, un equipo que había perdido el balón, conseguía en una contra volver a adelantarse y meternos de nuevo el miedo en el cuerpo. Un Raúl afectado por dolencias físicas andaba muy lejos de ese Raúl que aún está por ver.

El entrenador asimilaba con mala gana un resultado que veía justo pero ilógico, el equipo visitante no hacía méritos para poder llevarse el partido aunque era superior. Alex hablaba con el banquillo y pedía el fin de la primera parte, nadie sabía porqué, pero a un minuto del final del partido, en una jugada de pre-benjamines, El Pilar conseguía hacer el 3-1 y "herirnos de muerte".

Se llegó al descanso con un resultado demasiado generoso para el equipo local, pero el que siembra recoge, y habíamos hecho méritos para ir por detrás en el marcador.

La segunda parte empezó muy diferente. El grupo, herido en su orgullo decidió lanzarse al toro, pero en una contra hacían el 4-1 y el Pilar se dedicó a jugar "amarrategui" y salir a la contra, contras que hacían mucho daño. Esta segunda parte fue diferente para un San Pedro Pascual que se encomendaba a San Raúl bendito y a San Sergio, se les pidió que llevasen el peso del equipo y así fue, ellos dos llevaron el peso del partido y jugaban por ellos dos y por Alfredo, David y Nico. Ese espíritu despertó a un Ferran que vivía hasta el momento en las nubes y fuimos uno a uno bajando a la tierra y nos encontramos jugando un partido serio, pero el resultado estaba muy lejos de ser el mejor para empezar a andar. Se olvidaron los récords de imbatibilidad, los "pichichi" y demás monsergas y empezamos a jugar como un equipo. Tanto fue así, que marcamos en combinación fantástica el segundo gol que nos metía de lleno en el partido. El juego empezó a superar a un Pilar que no podía salir de su campo, la gente que salía del banquillo salía armado de "huevos" y querían colaborar de todas las formas y colores. Seguimos acechando el área rival y Raúl con una internada por banda y en combinación con el pivote, metía el balón en la red y nos situabamos a un gol del empate y El Pilar pidiendo la hora. Pero fue un gol tardío, la suerte se alió con un rival que chutó veces contadas y tuvo una efectividad envidiable. El partido terminó, pero morimos con las botas puestas, peleando hasta el final.

El resumen, lamentable primera parte, espléndida segunda. La conclusión... trabajo.

El dato extradeportivo, la ausencia de Nico, no se sabe cuál fue el motivo para caerse de la lista.

Vaya día!: el equipo al completo.
El "crack": ...

El "blando": Raúl, y no por su juego...